De pequeño mis padres no me contaban muchos
cuentos, pero los cuentos que me contaban eran historias de aventuras y
travesuras que tuvieron de pequeños. El
cuento que siempre recuerdo es de mi mamá cuando era niña.
Antes,
mi abuelito tenía un trabajo en el cerro donde se iba a trabajar temprano y no
llegaba hasta muy tarde. Como mi mamá no
lo alcanzaba a ver seguido, un día le pregunto que si le daba permiso de que
ella lo acompañara. Mi abuelito no
quería que mi mamá fuera pero después de tanto rogar mi abuelito estuvo de
acuerdo.
Al
siguiente día los dos se levantaron temprano y se fueron al cerro. Ya que el trabajo que hacia mi abuelo estaba
muy pesado para mi mamá, ella empezó a hacer travesuras.
Ha
lo que me cuenta mi mamá, hay unas abejas de donde somos que le llaman abejas
trabadoras. Los razón que le llaman así
es porque si te pican se te traba la garganta, y la única manera de prevenir
que se te trabe la garganta después de que te pican es aventándote agua a la
cara.
Entonces
mi mamá vio un nido y se puso a picarle porque no conocía de esas abejas. Mi abuelito alcanzo a ver cuándo mi mamá pico
el nido, y dejo de hacer lo que estaba haciendo y corrió hacia ella y corrieron
al arroyo porque las abejas empezaron a seguirlos y según no te siguen adentro
del agua. Tuvieron que estar en el
arroyo un rato porque las abejas no se iban, pero eventualmente los dejaron en
paz.
Al
final ellos se fueron para la casa bien mojados pero sanos. Y mi abuelito nunca más volvió a llevar a mi
mama con él a trabajar.
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